- SAN SEBASTIÁN



VISITA A LA IGLESIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA INHIESTA


El alumnado de 4º de la ESO ha visitado la Iglesia de Nuestra Señora de la Inhiesta, donde el párroco no sólo les ha hablado de nuestro patrón San Sebastián, y les ha enseñado su imagen, sino que también les ha mostrado Libros de Bautismo del siglo XVI y de matrimonio de 1808. Os dejamos aquí varias fotos de una visita que ha gustado mucho y nos ha servido para conocer mejor nuestro Patrimonio.Si quieres ver lo que hicieron nuestros alumnos pincha en la imagen.




 VISITA A LA IGLESIA



Los alumnos y alumnas de la ESO de nuestro centro, coincidiendo con la reciente festividad del patrón de nuestro pueblo, San Sebastián, han estado estudiando parte de la historia de su patrimonio. dentro de la asignatura de Religión, con su profesora Cati, han realizado varias actividades para así conocer mejor un pedacito de su historia. En los cursos del primer ciclo se ha visionado un vídeo de 15 minutos, dónde se hacía una representación audiovisual a través de un espectáculo de danza al aire libre sobre el martirio de san Sebastián. en un pueblo donde es patrono de la localidad, al igual que en paterna. A continuación, han investigado en clase la relación que hay entre Paterna y San Sebastián y porqué es patrón de la localidad.

Para los curiosos aquí os dejamos la información que han recopilado.

MARTIRIO. Definición de martirio. Del latín martyrĭum, el martirio son los sufrimientos, tormentos y/o muerte que una persona padece a causa de su religión o ideales. El concepto comenzó a utilizarse para hacer referencia a los padecimientos sufridos por los cristianos a causa de sus creencias religiosas.
Eran perseguidos y torturados por no seguir la religión de Roma. No consideraban Dios al emperador. Caesar est Kirios. Ellos decían KRISTOS KIRIOS.

SAN SEBASTIÁN. S. III Soldado romano.


ELOGIO: San Sebastián, mártir, oriundo de Milán, que, como narra san Ambrosio, se dirigió a Roma en tiempo de crueles persecuciones, y sufrió allí el martirio. En la ciudad a la que había llegado como huésped obtuvo el definitivo domicilio de la eterna inmortalidad, y fue enterrado en este día en las catacumbas de Roma.

HISTORIA DEL MARTIRIO. Según sus «actas», san Ambrosio establece que, Sebastián nació en Narbona de la Galia, aunque sus padres eran originarios de Milán, y fue educado en aquella ciudad. Era un fervoroso servidor de Jesucristo. Aunque la vida militar no correspondía a sus inclinaciones, hacia el año 283 fue a Roma e ingresó en el ejército, al servicio del emperador Carino, con el propósito de ayudar a los confesores y mártires cristianos, sin despertar sospechas. Los mártires Marcos y Marceliano, condenados a muerte, estaban a punto de flaquear en la fe ante las lágrimas de sus amigos, cuando san Sebastián intervino y les exhortó apasionadamente a la constancia; sus palabras ardientes impresionaron profundamente a los mártires. Zoé, la esposa de Nicóstrato, que había perdido desde hacía seis años el uso de la palabra, se postró a los pies de Sebastián. Cuando el santo trazó sobre ella la señal de la cruz, Zoé recobró la palabra. Este milagro convirtió a Zoé y a su esposo, que era el jefe de los escribanos («primiscrinius»), a los padres de Marcos y Marceliano, al carcelero Claudio y a otros dieciséis prisioneros. Curó a varios enfermos de la gota: Nicóstrato, Cromacio (gobernador que se convirtió por este milagro de San Sebastián).
Como ignoraba la fe religiosa que profesaba el santo, le elevó a la alta dignidad de capitán de una compañía de guardias pretorianos. Cuando Diocleciano partió al Oriente, Maximiano prodigó a San Sebastián las mismas muestras de distinción y respeto. Cromacio se retiró a Campania, junto con otros muchos convertidos. Esto hizo surgir una admirable discusión entre san Sebastián y el sacerdote Policarpo, para determinar quién de ellos iría en la comitiva de Cromacio a fin de continuar la instrucción de los neófitos, y quién se quedaría en el puesto peligroso de la ciudad para alentar y ayudar a los mártires. El papa Cayo, a quien apelaron para que decidiese, determinó que Sebastián se quedará en la ciudad. Como la persecución arreciara, el Papa y otros cristianos se refugiaron el año 286, en el mismo palacio imperial, que era el sitio más seguro, en los apartamentos de un oficial de la corte llamado Cástulo. Zoé fue la primera que cayó prisionera, mientras se hallaba orando en la tumba de san Pedro, el día de la fiesta del Apóstol. Colgada por los tobillos sobre una hoguera, murió sofocada. Tranquilino, avergonzado de demostrar menos valor que una mujer, se dirigió a orar en la tumba de san Pablo, y ahí murió apedreado. Nicóstrato, Claudio, Castorio y Victorino, después de ser torturados tres veces fueron arrojados al mar. Tiburcio, delatado por un traidor, fue decapitado. Cástulo, acusado por el mismo traidor, fue dos veces torturado en el potro y después quemado vivo. Marcos y Marceliano murieron atravesados por las flechas, tras de haber permanecido veinticuatro horas con los pies clavados a una estaca.
San Sebastián, que había ayudado a tantos mártires en su tránsito al cielo, fue finalmente conducido ante Diocleciano, quien le reprochó amargamente su ingratitud, y le entregó a un cuerpo de arqueros de la Mauritania para que le mataran. Sus verdugos abandonaron su cuerpo atravesado por las flechas, creyéndole muerto. Cuando Irene, la viuda de san Cástulo, fue a recoger el cadáver, encontró al santo todavía vivo y le llevó a su casa. Ahí se restableció de las heridas y quedó sano, pero se negó a huir, a pesar de los ruegos de sus amigos. Un día, el santo se apostó en una escalera por la que el emperador iba a pasar, y le echó en cara las abominables crueldades cometidas contra los cristianos. Tal libertad de lenguaje por parte de un hombre a quien todos creían muerto, dejó mudo de asombro, por un momento, al emperador; pero, una vez repuesto de su sorpresa, dio la orden de que acabaran con la vida de Sebastián a mazasos y arrojaran su cuerpo en la fosa común. Una mujer llamada Lucía, a quien el santo se apareció en sueños, transportó su cuerpo al sitio llamado «ad catacumbas», donde se levanta hoy la Basílica de San Sebastián.


REFRANES POPULARES.

"El veinte de enero San Sebastián en cueros y entra el aire por los agujeros."

"De los santos frioleros, San Sebastián el primero."

"San Sebastián guapo y galán, saca las niñas secas y las devuelve mojás."



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